Makarius, el fotógrafo que amó a Buenos Aires
Todas las ciudades del mundo tienen a un amante. París, que tuvo…
Todas las ciudades del mundo tienen a un amante. París, que tuvo y tiene cientos, fue plasmada con majestuosidad en el trabajo de Brassai; Caracas vivió un hermoso romance fotográfico con Leo Matiz, amor que quedó documentado en numerosas imágenes; y Buenos Aires conquistó el corazón de Sameer Makarius desde que arribó a la nación sudamericana, con su Leica colgándole del cuello.
Nacido en Egipto y dedicado a las artes visuales desde la década de los 40, Makarius se convirtió con el paso de los años en uno de los fotógrafos más importantes de Buenos Aires. Su trabajo artístico fue catapultado por la publicación de los libros Buenos Aires y su gente en el año 1960 y, tres años más tarde, Buenos Aires mi ciudad.
La sublime documentación de una matanza en Buenos Aires
Una de las series fotográficas más impactantes de Makarius, se produjo en el año 1961, cuando el artista fue testigo omnisciente del proceso del matadero, faena que compiló en 170 imágenes.
Con la ayuda de la iluminación artificial del recinto, el egipcio supo inmortalizar visualmente, lo que ya Echeverría había descrito con exhaustividad literaria en su relato El Matadero.
La serie de Makarius, nunca antes exhibida, vio la luz parcialmente en una exposición organizada por la Fundación Alón, dos años después de la muerte del fotógrafo en el año 2009.
Karim Makarius, su hijo, se encargó de acompañar el texto de Echeverría, de tanto significado sociológico y político para Argentina, con 107 fotografías de su padre, en una edición memorable, en la que un acontecimiento violento e hiperbólico (la matanza de numerosas reses para la distribución de su carne), toma matices sublimes y estéticos.
La perspectiva artística de Makarius
Además de su reconocida labor fotográfica, Makarius también estuvo muy relacionado con el arte, llegando a formar parte del grupo húngaro concretista y de la Escuela Europea. Su proximidad con la plástica lo convirtió en afín a otros grandes exponentes del movimiento concreto sudamericano, como Gyula Kosice.
De Kosice, fundador del movimiento Madí y creador de La Ciudad Hidroespacial, Makarius llegó a conservar al menos un par de decenas de fotos, entre retratos del artista checo que se radicó en Argentina, e imágenes de algunas de sus obras en proceso de elaboración.
Hacer de la fotografía un lienzo
La formación plástica de Makarius se ve reflejada en su trabajo fotográfico. El artista, que tuvo la oportunidad de ver su obra exhibida en diversas salas del mundo, plasmó en sus imágenes estáticas algunas reminiscencias del abstraccionismo, sacando provecho de texturas, planos de luz y sombra, volúmenes.
Esta sublime percepción está atestiguada por el trabajo fotográfico de Makarius que atesoran recintos como la Tate Modern. La institución londinense cuenta con algunas piezas fotográficas del egipcio, en las que es posible comprender el alcance estético de su trabajo, que lo convirtió, con el devenir de los años, en uno de los documentalistas más importantes de Argentina.