Tatiana Stropp: “Trato sentimientos a través del hacer artístico”
Tatiana Stropp nació en Campinas, una localidad que queda a un poco…
Tatiana Stropp nació en Campinas, una localidad que queda a un poco más de un centenar de kilómetros de São Paulo, en un hogar en el cual no faltó la literatura, la poesía, y las motivaciones compositivas que posteriormente se reflejarían en su trabajo estético.
Mi madre estaba iniciando sus actividades de costura, con una pequeña confección en casa, lo que me permitió el contacto con diversos tipos de tejidos, teñidos de ropa, creación de piezas y composición de diferentes materiales.
La relación que la artista estableció con su abuelo materno durante su infancia, sería fundamental para desarrollar en ella la más temprana compresión del arte.
El contacto con ese arte más rudimentario, natural, despertó en mí la sensación de querer crear.[/blockquote]
A través de su abuelo en San Sebastián, supo del compromiso creativo y de la prevalencia del deseo de “hacer”, independientemente de las posibles limitaciones técnicas o espaciales.
Mi abuelo era un artista popular, sin estudios y con mucha intuición. En esas temporadas tenía contacto con esculturas moldeadas en pedazos de troncos de árboles y raíces. Él producía su propia tinta, a partir de elementos de la naturaleza, además de producir también muebles como sillas, mesas y hasta relojes de cuerda. El contacto con ese arte más rudimentario, natural, despertó en mí la sensación de querer crear. El descubrimiento de que es posible inventar, crear a partir de elementos disponibles a su alrededor.
Sin embargo, no fue sino hasta que cumplió los 15 años que Tatiana estuvo lista para recibir, formalmente, todas las enseñanzas técnicas y compositivas que la ayudarían a relacionarse de otro modo con la conciencia estética, un don que ya poseía y que había heredado y fortalecido de un modo intuitivo, empírico y sensorial.
El principal enfoque no era desarrollar la técnica, sino la transformación de materiales y expresiones interiores en expresiones visuales, tratar con sentimientos a través del hacer artístico. Fue en esa época que experimenté por primera vez la pintura, collage y esculturas.
Salir de Campinas para establecerse en Curitiba representó una profunda etapa de cambios para Tatiana, que no sólo tuvo que adaptarse a las exigencias de la nueva ciudad en la cual fijaría su residencia.
El principal enfoque no era desarrollar la técnica, sino la transformación de materiales y expresiones interiores en expresiones visuales, tratar con sentimientos a través del hacer artístico.[/blockquote]
También coincidió con una serie de viajes en los que tuvo la oportunidad de visitar recintos como el MoMA de Nueva York o la Pinacoteca de Múnich, abriendo de este modo su visión y percepción del artista contemporáneo y su vínculo con el entorno.
Fue ese momento desafiante de cambio en la vida el que despertó en mí una voluntad de conocer más sobre el arte contemporáneo y el ambiente artístico en la ciudad (Curitiba).
Egresada de la Escuela de Música y Bellas Artes de Paraná, sus años de formación y la relación establecida con los materiales, la hizo inclinarse por la escogencia del metal como base para la pintura.
Me interesa explorar y ampliar las relaciones cromáticas que los propios colores reclaman, y poco a poco las relaciones cromáticas se establecen.[/blockquote]
En este proceso de investigación, ensayo y descubrimiento, el aluminio se alzó como el sustrato predilecto por Tatiana para sus creaciones.
Cada chapa de aluminio pasa por una fase pre-pintura, de preparación del soporte metálico. La primera dificultad es encontrar el material específico e ideal. Hago una búsqueda en planchas y fábricas especializadas en metales. Después de la compra de las chapas, hay que cortarlas, doblarlas en talleres metalúrgicos y hacer un tratamiento químico industrial para la limpieza de la superficie y aumentar la adherencia del material al recibir bien la tinta. Terminada esta fase, cuelgo las chapas en el taller y paso a definir la composición de cada pieza.
Al igual que otros artistas, Tatiana también dialoga con el espacio vacío de un modo íntimo y especial, tratando de atisbar la pieza subyacente que se esconde tras el velo de esa pintura “por hacer”.
Me quedo algún tiempo mirando la chapa metálica, imaginando cómo será. Inicio una conversación silenciosa que me indicará qué camino seguir. Al explorar la “pantalla vacía” dialogo con la intuición y la técnica. No hay diseño de cada pantalla, no hay definición previa de colores. Hay sí una producción orgánica, de sentimientos y motivaciones del momento propio de creación.
Una de las grandes fortalezas del trabajo de Tatiana Stropp es la riqueza cromática que presenta en cada pieza.
Me quedo algún tiempo mirando la chapa metálica, imaginando cómo será. Inicio una conversación silenciosa que me indicará qué camino seguir. Al explorar la “pantalla vacía” dialogo con la intuición y la técnica. [/blockquote]
Podemos inferir, en las transparencias, densidad y grosor de sus trazos, cómo los pigmentos establecen entre sí no solo una relación en cuanto a color, también en cuanto a simulación de texturas, como si apuntaran a esos estímulos textiles que mantuvo en su infancia.
Creo que el principal motivo inicial para la elección de los colores es afectivo e intuitivo. Cuando me pongo delante de las tintas, elijo el color que me gusta y me atrae ese día. A partir de ahí, empiezo a establecer las relaciones cromáticas que formarán aquella pintura. Me interesa explorar y ampliar las relaciones cromáticas que los propios colores reclaman, y poco a poco las relaciones cromáticas se establecen. Una forma de creación más intuitiva, de sentimiento y diálogo con los colores y el momento.
Luego de un paso exitoso por Art Weekend São Paulo 2018, Tatiana se prepara para desarrollar una exposición en el Centro Cultural del Aluminio, de la localidad paulista. Su quehacer permanente, su disciplina creativa, la mantiene ocupada en su taller, de donde esperamos que emerjan las mejores piezas que están por venir y que tendremos el gusto de contemplar.