Rolex Cellini Moonphase: un viaje a la luna
Más de medio siglo ha transcurrido desde que Rolex contempló la fase…
Más de medio siglo ha transcurrido desde que Rolex contempló la fase lunar en una de sus piezas. En 1951, para ser exactos, el calibre 6062 ostentaba esta complicación en una caja hecha en oro rosa. Este año, para la edición centenaria de Baselworld, la firma repite la historia a través de su Cellini Moonphase, un reloj con una representación inédita del ciclo lunar que revive ese clásico del pasado.
Su caja de 39 mm está disponible en oro everose de 18 quilates. Su correa de piel de aligátor marrón con cierre desplegable crownclasp de oro verde es una primicia para la firma relojera, la cual pretende reconceptualizar su mecanismo lunar con este reloj. Sobre una esfera revestida con laca blanquecina, un disco esmaltado en azul vivo acoge a la luna materializada por un aplique de meteorito grabado en plateado y dorado. Allí mismo, la luna nueva se sitúa frente a la llena para girar en el mismo eje, dejando el disco completamente al descubierto.
Estas fases lunares, principal atractivo de la pieza, tienen una precisión astronómica de ciento veintidós años, configurados gracias al movimiento mecánico de cuerda automática diseñado completamente por Rolex. Su lectura depende de un pequeño indicador ubicado a las doce horas de la subesfera destinada a esta complicación. Cuando el aplique de meteorito se ubica debajo de este, la luna está llena esa noche. Al seguir su marcha en el sentido de las agujas de reloj, el disco exhibe las fases menguantes hasta que el círculo alcanza la parte superior, indicando así la luna nueva. Por otra parte, su cronometro, encajado en un rango de -2 hasta +2 segundos, es superlativo y exige más del doble que los cronómetros normales.
Una pieza que sin duda eleva la belleza de una de las complicaciones más difíciles de la industria relojera.