Dianora Pérez: “Hay muertes que necesitan luz”
“Ni el sol, ni la muerte pueden mirarse fijamente”, expresó con convicción…
“Ni el sol, ni la muerte pueden mirarse fijamente”, expresó con convicción el filósofo y aristócrata francés François de La Rochefoucauld, una frase que alude a los miedos del alma humana, pero también a la abstracción y a la versatilidad necesaria para retratar la muerte a través del arte. Dianora Pérez hace uso de materiales que le permiten crear un universo en el que la muerte no implica temor, sino necesidad y posibilidad de contemplación: “Prefiero hacer una obra que la gente pueda ver y así se entere del hecho, de lo que está ocurriendo en su país, en vez de presentar una imagen abominable que el espectador se niegue a ver borrando así el hecho.”
Dianora Pérez nace en 1981, en la Pastora, Caracas, uno de los centros históricos más convulsos y mágicos de la ciudad. Es ahí, donde empieza su amor por un oficio que no le inculcaron en casa y donde ahonda en el arte como herramienta de denuncia social, en la estética de la destrucción y en la mutabilidad de la memoria. Hoy en día Dianora se desempeña como artista visual, diseñadora gráfica y docente.
”…69 personas perdieron la vida ese día y dos más fallecieron en el centro de salud donde fueron llevadas”[/blockquote]
La obra de Dianora se enfoca en las historias privadas de las masacres venezolanas. En ella construye monumentos en forma de migajas de humanidad para entender las dinámicas de corrupción, negligencia estatal y represión en uno de los países más violentos del continente. La versatilidad de su cuerpo de obras abarca la fotografía, la intervención en espacios públicos, pinturas, grabado y ensamblajes, pero sus libros han sido el centro de atención de espectadores, curadores y críticos de arte.
Su obra La carbonera (2018) es una instalación conformada por 71 tiras de papel carbón colgadas en una barra. Cada tira tiene una inscripción en braille que aclama: “Quiero darle sepultura a mi hijo”: “La inscripción es el clamor de una madre repetido 71 veces” explica Dianora “Fueron 71 personas las que murieron en el incendio del Centro Penitenciario de Carabobo, en marzo de este año: 69 personas perdieron la vida ese día y dos más fallecieron en el centro de salud donde fueron llevadas.”
La carbonera está inspirada en una serie de imágenes de la publicación Quemados detrás de las rejas, llevada a cabo por el Observatorio Venezolano de Prisiones. La primera imagen que llegó inadvertidamente a manos de la artista, retrataba a “decenas de cuerpos tirados, desnudos, algunos abiertos como si fuesen ganado. La condición humana en estado de degradación. Yo recibo, pues, una imagen de la peor magnitud y trato de llevarla a algo que los espectadores se atrevan a ver. La gente está cansada de violencia e imágenes horrorosas”.
”Hay muertes que necesitan luz, y yo entendí que la fe está en las cosas que se hacen con convicción”[/blockquote]
En el 2019, y en el marco de la exposición individual/colectiva Cuatro Cuartos en los espacios de Cerquone Projects, Dianora expone Gedeón, una serie de grabados en bronce en honor a las siete víctimas de la Masacre de El Junquito, una de las masacres con orientaciones políticas más mediatizada, catalogada por muchos en redes sociales como un evento digno de un episodio de Black Mirror.
En Gedeón, Dianora transcribe los últimos mensajes de voz enviados por las víctimas de la masacre, una operación policial conformada por más de 600 efectivos policiales: “Es duro contraponer las últimas palabras de las víctimas, muchos de ellos dirigidos a familiares y amigos, pidiendo perdón por su trágico final, con el armamento bélico utilizado para la operación. Se contrapone la realidad del abuso de fuerza, con la vulnerabilidad de quienes esperan la muerte”, explica Dianora en una de las visitas guiadas en el marco de la exposición.
Dianora también ha desarrollado gran parte de su obra visual a través de libros de artista, entre ellos El Narcolibro, donde se relatan 13 casos de tráfico ilícito de estupefacientes y lavado de dinero entre los años 2007 y 2015, y que le otorgó el 1er lugar en el XX Salón de Jóvenes con FIA; El Libro Rojo, dedicado a las personas detenidas por el SEBIN entre el 2004 y el 2015, premiado en la modalidad de Libro de Artista en la 3ra Bienal de Artes Gráficas; y El Libro Dorado, memoria de las masacres, la devastación del suelo y la destrucción de las cuencas hidrográficas enmarcadas en la explotación minera ilegal en el estado Bolívar entre 2006 y 2016.
En el año 2017 Dianora crea Las telitas del anexo, pieza conformada por 60 banderas blancas con un asta de 80 centímetros, apoyadas en una base y dispuestas a lo largo de una superficie de tres metros. En cada una de ellas dice, con una paleta de blancos sobre blancos: “Quiero a mi hijo, aunque esté descompuesto”. Las telitas del anexo hacen alusión al caso de El Rodeo, en junio de 2011, donde murieron 19 reclusos y 22 fueron heridos.
Dentro de la precariedad y el hacinamiento actual que se viven en los centros de reclusión venezolanos, el uso de las telas representa las sábanas utilizadas por los reclusos para dividir el espacio de su anexo en El Rodeo, garantizando así un mínimo de privacidad e individualidad en un espacio que hospedó su vida y su muerte violenta.
Para enfrentar la muerte y el alcance de la violencia estatal que se vive en Venezuela, es necesario compaginar la creación de sus obras con una búsqueda de luz, de paz en medio de un paisaje de tristeza. La fe y la búsqueda de luz están presentes en la dinámica de Dianora, no solo como parte fundamental del proceso creativo, sino como búsqueda de su humanidad al enfrentar la barbarie: “Al finalizar las piezas, he ido a la iglesia a pedir misa por cada uno de los muertos. Hay muertes que necesitan luz, y yo entendí que la fe está en las cosas que se hacen con convicción. Hacer cada obra es como rezar con fe cada cuenta del rosario.”