Alejandro Aravena: la mitad elemental
Para el ojo poco entrenado son casas a medio hacer, viviendas a medio camino entre casas y edificios. Pero lo que propone Alejandro Aravena, y que ha sido su estandarte para alzarse ayer con el premio Pritzker 2016, es un diseño que incluye a la comunidad para completar esa otra mitad.
Para el ojo poco entrenado son casas a medio hacer, viviendas a medio camino entre casas y edificios. Pero lo que propone el arquitecto chileno Alejandro Aravena, y que ha sido su estandarte para alzarse ayer con el premio Pritzker 2016, es un diseño que incluye a la comunidad para completar esa otra mitad. Y todo proviene de una preocupación derivada de las masivas migraciones a las ciudades y de los casos específicos que se le han encomendado a él y su Do Tank ELEMENTAL en su país natal, Chile, para construir viviendas sociales con recursos restringidos y condiciones limitadas. De tanto pensamiento y obra el producto son casas hechas a la mitad, en espera de que el resto corra por cuenta de las propias familias. Es lo que Aravena llama “casas incrementales”.
“Nos pareció que con dinero público había que hacer la mitad de la casa que una familia nunca iba a poder hacer por su cuenta. Identificamos cinco condiciones de diseño que definen esa mitad difícil de la casa y volvimos donde las familias a hacer dos cosas: unir fuerzas y dividirnos tareas. Nuestro diseño fue algo entre una casa y un edificio. Como edificio podía pagar por terrenos costosos, bien ubicados, y como casa se podía ampliar”, explicó en una conferencia acerca del reto de urbanizar una zona invadida por 100 familias en Iquique. “Uno promueve la infraestructura y a partir de allí las familias toman el control”.
Son más de 2.500 viviendas de corte social las que ELEMENTAL y Aravena han construido en los últimos años en varios países. De las más conocidas son Villa Verde, en Constitución, y Quinta Monroy, en Iquique.
El acta del jurado del premio Pritzker así lo destaca: “Alejandro Aravena personifica el renacimiento de un arquitecto comprometido con la sociedad. Tiene un profundo conocimiento de la arquitectura y la sociedad civil, como se refleja en sus escritos, en su activismo y en sus diseños. El papel del arquitecto está siendo desafiado para servir mayoritariamente a necesidades sociales y humanitarias, y Alejandro Aravena ha respondido a este desafío de forma clara, plena y generosa”.
Su preocupación y particular filosofía encontrarán también campo en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016, de la cual fue nombrado Director y que llevará como tema “Reportando desde el frente”. Esta 15ta bienal lidiará con el rol del arquitecto en mejorar las condiciones de vida de los habitantes del planeta. En fin, este parece el año de Aravena. Chapeau, Alejandro!
No sólo de casas incrementales vive Aravena. El arquitecto chileno también se ha caracterizado por realizar edificios públicos y privados con uso eficiente de la luz natural y energía como el edificio de oficinas en el Campus Novartis, en Shanghai, y la residencia estudiantil de la Universidad Saint Edwards, en Austin, Texas.