Este modelo se presenta como “una interpretación moderna” del Phantom III de 1937, famoso por ser el auto del villano de la película.
“Esto es oro, Sr. Bond. Toda mi vida he amado su color, su brillo, su divina pesadez.” Así expresó Auric Goldfinger su obsesión en 1964, justo antes de anunciarle al agente 007 que esperaba su muerte, mientras lo tenía inmovilizado y al borde de ser cortado por un rayo láser.
Sesenta años después, Rolls-Royce rinde homenaje a Goldfinger con un Phantom único, digno del propio cerebro malvado. Inspirado en el clásico Phantom III conducido por Oddjob, el fiel ayudante de Goldfinger, y adornado con auténtico oro, esta versión representa el máximo ícono de los autos de James Bond.
Según Nick Rhodes, diseñador líder en la división Bespoke de Rolls-Royce, el Phantom Goldfinger ha sido un proyecto de tres años.