Esta sustancia, formada en los conductos biliares de los cachalotes, se ha utilizado en fragancias durante más de un milenio y es apreciada por el aroma almizclado y amaderado que desarrolla al secarse.
La caza de ballenas ha sido ilegal desde 1986, cuando estas especies estaban en peligro debido a la sobrepesca.
Actualmente, la mayoría de los perfumistas usan una versión sintética barata para intentar capturar su aroma único, pero para Khalifé, solo lo auténtico es suficiente.
Por ello, los pescadores de las Maldivas y otros lugares buscan piezas del ingrediente que han llegado a la orilla, la única manera de obtenerlo. Cuando las encuentran, su primer contacto es generalmente Henry Jacques, la casa de fragancias francesa fundada por el abuelo de Khalifé a finales de los años 70.
“Cuando nos lo entregan, lo hacen como si fuera oro, en un coche blindado”, comenta él.