La vanguardista Casa en el Aire
Los vínculos que se entretejen en el inconsciente a veces vuelven a…
Los vínculos que se entretejen en el inconsciente a veces vuelven a la realidad para consumarse en algo tangible y trascender. Cuando se menciona el nombre Agustín Hernández es inevitable pensar en esa metamorfosis que ha representado en el mundo de la arquitectura, un ejemplo –casi- aéreo que hace posible la comunión entre los grandes monumentos de Mesoamérica y la contemporaneidad. Construida por él en 1990, La Casa en el Aire, ubicada en la zona residencial de Los Bosques de las Lomas en Ciudad de México, denota a primera vista una proporcionada estructura postmoderna que levita en los cielos de la capital azteca.
Perteneciente al movimiento concebido como arquitectura escultórica por su proximidad a la forma como elemento simplemente estético, la obra es planteada a través de dos formas principales: la circular y la cúbica, resultando a partir de allí todos los espacios de la casa familiar, la cual es modelada con concreto en su fachada exterior, y madera, acero y cristal en su interior.
Enclavada sobre un fuerte desnivel, el acceso a la casa está compuesto por un camino de 30 metros de vidrio y recubierto en su totalidad por domos y en cuyo interior se puede percibir una atmósfera futurista que coexiste con la libertad al prescindir de muros que delimitan los espacios, como si esta casa, por sí sola, pudiese existir sin ninguna superficie de contención.