El efecto ‘Balements’
¿Será la velocidad con la cual se mueve el mundo actual?, ¿el…
¿Será la velocidad con la cual se mueve el mundo actual?, ¿el abominable culto al selfie? ¿o el nuevo individualismo que, por encima, pareciera no seguir los fenómenos de las masas? Tan diversos fueron los mensajes entregados durante la semana de la moda de París, que atrás quedó aquello clasificar a una firma dentro de la estética del lujo austero de Céline o dentro de la abundancia decorativa y nostálgica que caracteriza a Prada.
Ahora bien, si hubo un mensaje que se sobrepuso a todo el ruido fue el de Demna Gvasalia, el creador de Vêtements y el nuevo diseñador de Balenciaga: “streetwear es el nuevo couture”, o algo por esas líneas. Sin embargo, aun al evocar los volúmenes del maestro Cristóbal, resulta difícil digerir la colección como Balenciaga. Desde luego, queda claro el alto potencial comercial de la muestra y que se beneficiará del bombo actual que goza el reciclaje “margielista” de su nuevo director.
Lógicamente, Gvasalia proviene de la famosa escuela de Antwerp y de las filas de Martin Margiela y Louis Vuitton. No en vano su retoño, Vêtements, no es más que una recreación de la estética deconstructiva y urbana de Margiela en sus inicios. Evidentemente, la hazaña de Gvasaglia no radica en reinterpretar al diseñador belga, sino en haber logrado conectar con el público joven como nadie lo ha hecho recientemente.
Como consecuencia, el efecto Vêtements no solo ha llegado a Balenciaga, sino que se ha colado tanto en marcas debutantes (Off White) como veteranas (Kenzo y Miu Miu). Centrarse en el producto y divorciase de cualquier concepto pretencioso ha sido la bandera y éxito de Vêtements, pero ello no implica que funcione para todos. Sin embargo, deja en el aire la pregunta de si es momento de simplificar el mensaje a la hora de vender.
La realidad es que Balenciaga o ‘Balements’, según sea su preferencia, hará sonar las cajas registradoras y pondrá una sonrisa en la cara de François Henri-Pinault, actual presidente del conglomerado Kering, anteriormente llamado PPR (Pinault-Printemps-Redoute). Mientras tanto, Martin Margiela observa como hacen fortunas con su legado y como John Galliano utiliza su nombre para dar rienda suelta a su circo de fantasías frustradas.