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¿Animales rosados en Miami?

El artista Fernando Laposse unió su interés por la biología y las…

Por: Angela Leon
Fotos: Cortesía Fernando Laposse y Gnazzo Group
Fotos: Cortesía Fernando Laposse y Gnazzo Group

Aproximadamente 70 artesanos, en su mayoría mujeres mayas, anudaron finas hebras de fibra para producir la instalación. Foto: cortesía Fernando Laposse y Gnazzo Group

El artista Fernando Laposse unió su interés por la biología y las tradiciones textiles de México, su país natal, para producir arte. Pero el suyo es un arte guiado por las costumbres de los pueblos indígenas y su conocimiento sobre el pigmento producido por el insecto conocido como cochinilla.

Toda la fibra producida para esta instalación proviene de las hojas de agave teñida con el tinte rojo de la cochinilla, un tinte natural y no contaminante[/blockquote]

Por estos días, con ayuda de Ángela Damman, diseñadora de textiles, y de tejedores de la comunidad maya de Sacabah, en Yucatán, Laposse instaló Pink Beasts en el Design District de Miami. Allí entre tejidos de sisal (fibras de hojas de agave) se distinguen 30 perezosos que cuelgan de palmeras, además de varias hamacas.

Fernando Laposse con los 30 perezosos. Foto: cortesía Fernando Laposse y Gnazzo Group

¿Por qué en Miami? La Comisión del Design District encomendó a Laposse un montaje artístico en el que se privilegiara el color.

“Decidí rendir homenaje a este insecto y a una de las plantas más famosas de México, el agave, del que sale el sisal, una fibra fuerte parecida al pelo de caballo que se hace aplastando sus hojas espinosas”, explica.

El rojo más fuerte

El artista mexicano, residente en Londres, asegura que en el último año realizó una extensa investigación sobre el tinte de cochinilla que es el tinte rojo natural más fuerte del mundo: “con él se puede crear una gran variedad de rosas, naranjas y púrpuras”.

“La cochinilla es en realidad un insecto de pequeña escala originario de México que crece solo en el cactus de la tuna. Se ha utilizado durante miles de años en mi país para teñir textiles y se convirtió en una de las exportaciones más valiosas del imperio español durante la época colonial. Lamentablemente pocos saben esta historia porque la industria de la cochinilla se derrumbó después de la creación de los tintes sintéticos, que son la norma en la industria textil y de la moda de hoy en día, los cuales son extremadamente contaminantes y de ninguna manera sostenibles”, cuenta.

En Pink Beasts hay más de 100.000 nudos en total. Foto: cortesía Fernando Laposse y Gnazzo Group

Esperamos que los visitantes se hagan más conscientes de la necesidad de apoyar a las comunidades indígenas que todavía practican un estilo de vida que está en sintonía y respeto con la naturaleza[/blockquote]

Los visitantes pueden descansar en las hamacas colgadas entre las palmeras de los paseos peatonales. Foto: cortesía Fernando Laposse y Gnazzo Group

Laposse resume en cifras todo el trabajo para completar Pink Beasts: “tomó cerca de 3 meses en completarse, mucho trabajo para un proyecto tan ambicioso. Usamos más de 10.000 hojas de agave para producir 650 kilos de fibras que tuvieron que ser teñidas y cepilladas a mano y luego anudadas para producir todos los elementos de la instalación. De hecho, calculamos que hubo más de 100.000 nudos en total. La única manera de lograrlo era contratar a mucha gente, y así lo hicimos: empleamos a aproximadamente 70 artesanos, la mayoría mujeres mayas que cuidadosamente anudaron finas hebras de fibra para producir los perezosos, las hamacas y detalles colgantes para la instalación”.

El artista espera que al interactuar con estas singulares bestias, los visitantes recuerden que aún hay formas orgánicas de lograr colores vibrantes.

fernandolaposse.com

miamidesigndistrict.net