Design

Carolina Suels: “Una actitud romántica no es suficiente para emerger”

La curiosidad es el móvil que desata la pasión que puede sentirse…

Por: Patricia Gonzalez
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Carolina Suels. Foto: cortesía Carolina Suels

La curiosidad es el móvil que desata la pasión que puede sentirse por algún arte y solo basta el ojo avizor que detecte que dicha pasión puede generar grandes frutos; incluso, si en el propio entorno hay motivos suficientes para hacer florecer el talento, los resultados podrían ser sorprendentes. Fue así como la arquitecto venezolana Carolina Suels, quien entre un estudio lleno de libros, de escritorios de madera, de revistas, de pinturas y papeles, encontró el atelier de arte perfecto para desbocar la necesidad creativa que surgió desde la tierna edad, y su madre, tal como ella nos confiesa, fue la guía necesaria que la llevó a descubrir que el lienzo y la capacidad de crear mediante el esculpido de materiales se convertiría en el resto de su vida.

Al principio quería estudiar diseño gráfico, era una pasión y trabajé en ello desde los 18 años. Ya Venezuela cambiaba y se ponía cada vez más complicada. Pero mi padre me invitó a considerar una formación más amplia en la universidad. Fue entonces cuando entré en la Central, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, y se me abrió un mundo muy interesante. Ese mundo que le ha llevado a dirigir grandes proyectos y a emprender otros menos ambiciosos, pero de igual grandeza artística, siempre llevada por la necesidad de comunicar sus inquietudes personales, rindiendo honores a aquellos que le demostraron que a través de la arquitectura podría encontrar un lenguaje distanciado de lo tendencioso, pero siempre en comunión con su contexto: Es difícil hablar de una sola figura, cada uno, en su campo, fue una referencia importante. Desde mi gran maestro Joel Sanz, quien me enseñó a valorar y entender la arquitectura latinoamericana contemporánea y su relación con el clima. Esto era importante pues cuando se estudia se es muy influenciado por las tendencias que se leen en las revistas internacionales. Pero en la unidad 9, donde estudié, había una gran conciencia de nuestra identidad cultural. Eso lo llevo por dentro.

Damiani Group. Proyecto: diseño de nuevo Concept Store. Foto: cortesía Carolina Suels

Pero las inquietudes de Carolina Suels no solo se hallaban en la construcción de estructuras grandilocuentes, de grandes edificios que inflaran su orgullo al verlos terminados y anclados en una importante avenida del mundo; al contrario, sus expectativas ansiaban algo más cercano , algo que pudiese ser tangible mediante un proceso en el cual interviniese el espíritu artístico de manera más inmediata y menos protocolar, pero igualmente en plena conjunción con su identidad cultural y todo el bagaje acumulado hasta el momento: El diseño mobiliario es parte de lo que viene considerado como diseño industrial, o así era en aquella época. Obviamente así como cambia el mundo cambian también los programas de estudio. Una vez graduada en arquitectura, mi sed por seguir ampliando el conocimiento me llevó a querer desarrollar la profesión a 360º. Quería llegarle a la arquitectura por las artes, por las técnicas de construcción y por el mundo de sus interiores. Quería aprender a diseñar los detalles que hacen las cosas grandes. Y es precisamente esa motivación, la de aprehender los detalles más fundamentales y convertirlos en piezas claves de un discurso cabal, lo que le hizo entender al arquitecto y artista Suels que la base de lo utilitario y lo estético está en los pormenores: Cuando entras en un espacio, percibes otra escala y lees otros detalles. Si un proyecto de interiores no funciona, puede echar a perder un buen espacio arquitectónico. El usuario muchas veces no entiende de arquitectura, pero sabe decir si le gusta o no un ambiente interior pues maneja más sus variables y está en contacto directo. El diseño inmobiliario sigue teniendo que resolver funciones y necesidades prácticas que tal vez otras artes no deben. Son más libres. Un mueble debe responder a muchos requerimientos, y hacerlo de una manera que también estéticamente sea fascinante, es un reto y un juego.

Boutique Valentino, via Montenapoleone, Milán. Foto: cortesía Carolina Suels

Tal reto, desafiar lo verdaderamente útil con lo verdaderamente hermoso, fue el que le confirió un espacio en el Salone Satellite di Milano, en sus ediciones de los años 2003 y 2005, en donde presentó prototipos de piezas como lámparas y sofás con intrincados entramados, incluso, en la magna cita del furniture design del 2010, Suels presentó una instalación artística celebratoria de los 50 años del iSaloni y en el cual se dialogaba sobre el futuro del diseño mobiliario en los próximos 50 años: En lo personal ¡fue una satisfacción enorme! Te pones en discusión y te obligas a hacer razonamientos por ti mismo sin que otra persona te dé directrices. Te pones a la prueba. Profesionalmente es más difícil, el mundo está abarrotado de objetos de diseño y el tuyo es otro más. A veces, las leyes del mercado premian aspectos que un diseñador ignora. La industria del mueble está en la búsqueda perenne de ideas inteligentes, pero también que cuesten poco y generen ganancias. Una actitud romántica no es suficiente para emerger.

Salone Satellite de Milano 2004. Lámpara cuadrada halogena. Foto: cortesía Carolina Suels

Y así fue que su talante, agudo sentido estético y su amplia visión de futuro la llevó a dirigir ambiciosos proyectos de interiorismo para empresas del sector del lujo, en las cuales no solo se trata de producir aquello que más reluce, sino engendrar productos y proyectos que destaquen por la magnificencia de sus materiales y de sus acabados inmaculados; que sobresalgan por aquello que producen sensorialmente y satisfagan por su alto valor estético: Damiani fue mi primer trabajo del lado del cliente. Antes trabajé en el estudio de arquitectura de Antonio Citterio, así que fue un salto enorme. Pasé de un ambiente muy creativo, donde lo importante era el proyecto, a un ambiente corporativo donde lo importante era vender los productos. En Damiani era fundamental, por ejemplo, la iluminación y la seguridad. Las joyas deben estar iluminadas a la perfección, pero además, es importante un buen sistema de seguridad (cerraduras, caveau, alarmas, video, etc.). Sin embargo, después de hacer muchas tiendas en todo el mundo, como arquitecto te sientes preparado para hacer más. Fue entonces cuando decidí abrirme a otra experiencia y con gran suerte me enteré del proyecto de los hoteles Armani y no lo pensé dos veces. Al poco tiempo me encontré sentada presentando mi portafolio a Giorgio Armani. Allí, en la cúspide del lujo italiano, Carolina Suels se convirtió en una de las brillantes mentes que coordina lo relacionado con el proyecto mobiliario de esta luxury brand en el territorio de la hostelería, quien más allá de adaptar su genio creativo a los lineamientos que traza la casa de diseño, ha aprendido de qué se trata el verdadero Made in Italy: Trabajar con él ha significado una profunda revisión de mi gusto y de mi criterio estético, lo cual ha sido extremamente positivo. Pero lejos de anular el mío, creo que me ha permitido enriquecerlo. La maison Armani es sobria, elegante, rigurosa, refinada, minimalista. Nunca exhibicionista ni derrochadora. Yo vengo de un país con orígenes en el estilo colonial español, salpicado de Barroco y arquitectura indígena. Todo un contraste. Tuve que limpiar un poco mi estilo de esos rastros hispánicos. Pero lo he hecho de manera consciente, y no por ello he olvidado mis raíces.

El lujo es discreción en todos los niveles. Es calidad total, excelencia y bondad. En general, no me gusta mucho hablar de lujo, sino de elegancia, la cual no necesariamente implica bienes materiales, lo primero, es el contenido.[/blockquote]

A través de ese lineamiento estético muy claro, Carolina Suels ha traducido sus ambiciones personales y necesidades creativas en un proyecto de gran escala, en el cual no solo había sido requerida por sus grandes habilidades artísticas, sino por su cualidad para coordinar un equipo que definitivamente creara el interiorismo perfecto para el hotel Armani erigido en la arenas movedizas de Dubai: Este proyecto fue una gran escuela, no sólo por ser quien es él sino por el nivel de complejidad de un proyecto de hoteles en el sector lujo hecho en países lejanos como lo fue el de Dubai. Tuvimos que relacionarnos con muchos asesores externos y había que manejar la información al menos en dos idiomas, coordinar varios equipos, tanto internos como externos, y hubo que manejar códigos y protocolos totalmente nuevos para nosotros. Fue un aprendizaje sobre la marcha y no había tiempo de estudiar. El lado artístico era uno de tantos otros aspectos del proyecto, la punta del iceberg. Fue muy interesante estar al lado de Armani y desarrollar sus ideas artísticas, éramos un equipo de varios arquitectos y aportábamos también las nuestras.

Foto: cortesía Carolina Suels

Pero su búsqueda intelectual no descansa solo en proyectos de tintes corporativos, Suels ha vuelto a sus raíces, ha vuelto a ejercer su propio arte, aquel que le confiere esa aura de la cual hablaba Walter Benjamin en su ensayo La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1936), ese espíritu que solo el creador le confiere a su propia obra cuando se aleja de los métodos industrializados y razona a partir de lo general; de tal forma la arquitecto se ha adentrado en el mundo de los nuevos materiales: Desde hace pocos años hay un boom en el mundo de los materiales. La industria nos está regalando maravillas gracias a nuevas tecnologías y esto para un creativo es lo máximo. Armani se dio cuenta temprano de este fenómeno y decidió crear una figura que se dedicara a la investigación y desarrollo de materiales. Una vez que los proyectos de los hoteles y los cafés se redujeron, decidí proponerme para desarrollar esta área nueva. Los proyectos de interiores viven principalmente de los materiales que se usan, no sólo por su aspecto visual sino también por la potencia de la comunicación sensorial. A partir de esa premisa, la innovación este campo del diseño interior ha recurrido a cualquier tipo de materiales: desde los más lujosos hasta los menos ostentoso: Lo interesante es qué haces con el material. Al comenzar un nuevo proyecto lo primero es preguntarse cómo puedo reforzar el mensaje del concepto arquitectónico a través de los materiales, de una manera no banal, y refinada.

Sin duda alguna, el genio creativo de Carolina Suels es indetenible, sin embargo, sus tentáculos artísticos desean extenderse más allá de las fronteras europeas y del Oriente Medio para posicionarse en nuevos horizontes, en los horizontes latinoamericanos, pero, tal como ella lo afirma, aún falta mucho por desarrollar en estas latitudes: En Latinoamérica tenemos un gran capital humano de arquitectos muy bien formados y con una gran identidad regional. Lo que nos falta es el capital de empresa para poder hacer todo lo que ya estaríamos preparados para hacer. Necesitamos que las empresas inviertan en nuestros países, y que la mano de obra se forme mejor. Necesitamos escuelas de artesanos, de albañilería, de carpintería… ¿De qué nos sirve ser grandes proyectistas si luego no hay quien sepa realizar lo que diseñamos? Sin embargo, una vez que logremos salir de estos momentos oscuros, Latinoamérica va a explotar de oportunidades y todos querrán ir para allá: y aunque las condiciones aún no estén dadas en tierras latinoamericanas, Suels sigue apostando por la grandeza latinoamericana: Mi carácter rebelde y soñador ha sido cómplice y tengo muchos amigos a los que, a pesar de la distancia, he podido hacer proyectos de sus tiendas, restaurantes o casas. En esto me gusta mantenerme activa. Tengo un par de proyectos en el baúl de los que no puedo hablar por ahora. Uno de ellos es seguramente en Latinoamérica, apenas se den las condiciones.

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