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Neuroarquitectura: cómo el entorno cambia nuestra perspectiva

  Imagen vía Rafael Gamo Por décadas, la literatura científica ha establecido…

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Imagen vía Rafael Gamo

Por décadas, la literatura científica ha establecido que existe una estrecha relación entre el bienestar psicológico de las personas y su entorno. La neuroarquitectura es el resultado directo de esos estudios y en este artículo te contamos todo sobre esta nueva rama de la arquitectura.

Sobre esto se empezó a hablar cuando se le atribuyeron factores ambientales a las causas de algunos estados mentales. Y continuó siendo investigado durante los últimos años por psicólogos especializados como Gibson (1979) y Gifford (2002).  

Fue gracias a los continuos avances documentados por estos científicos, junto con los aportes de otros profesionales de la neurología, arquitectos y diseñadores, que se abrió ante nosotros un “nuevo” campo: la neuroarquitectura.

Si bien se trata de un concepto reciente para los hispanohablantes, en Estados Unidos se ha venido estudiando formalmente desde los 70s, gracias a Jonas Salk: un virólogo reconocido por desarrollar la vacuna contra la polio y también por fundar la primera institución dedicada al estudio oficial de la neuroarquitectura. 

Hoy en día tenemos que permanecer más tiempo en nuestros hogares, y con esa necesidad se ha hecho más palpable para nosotros la conexión que hay entre el diseño de los espacios con nuestro estado de ánimo.

 

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Imagen vía Rafael Gamo

Sobre las nuevas necesidades: lo que hay que saber

Desde el inicio de la pandemia estamos pasando más tiempo que nunca en nuestras casas, nuevas necesidades han surgido y cada vez se habla más de la importancia de velar por la salud mental

Ahora se ha vuelto una necesidad entender cómo la iluminación, posicionamiento y diseño de un lugar pueden influir emocionalmente en nosotros. 

Factores como el sentido de pertenencia e identidad también se ven afectados por el diseño del entorno, al igual que la facilidad para lograr ciertas cosas…

Lo que percibe el cerebro lo es todo

Un ejemplo sobre el poder del diseño en la mente es el Museo Judío de Berlín, conocido por la sensación de desconsuelo que genera en los asistentes, trasladándolos mentalmente a los horrores que vivieron los judíos. Si bien el museo fue diseñado con ese propósito, es posible generar el efecto contrario (bienestar) aplicando los principios de diseño de manera distinta.

Para lograr esa influencia positiva deseada, hay varios elementos que debemos tener en cuenta. Los más importantes son:

  • Color: Diferentes colores pueden evocar diferentes emociones, esto se ha comprobado a través de la psicología del color. Gracias a los estudios de esa disciplina, sabemos que los matices de verde, azul —y demás colores comúnmente relacionados con la naturaleza suelen disminuir el estrés. 
  • Elementos arquitectónicos: Las formas y los ángulos que componen los espacios también tienen impacto en nuestro cerebro. Por ejemplo, el enfoque horizontal en el diseño de un lugar nos da una sensación de libertad. 
  • Iluminación: Según el psicólogo Christoph Hölscher la iluminación es clave para nuestra percepción sobre el espacio. La luz natural resulta más agradable e incluso ayuda a la concentración, ya que, cuando empleamos luz artificial nuestro cerebro tiende a esforzarse más. 

 

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Imagen vía: ARK Architects

En Europa ya es una realidad

Algunos empresarios y deportistas europeos ya han empezado a apostar por los estudios que le dan prioridad a la neuroarquitectura. Firmas como ARK Architects, que cuentan con asesores profesionales en las ciencias cognitivas, han realizado proyectos para Adrián San Miguel (portero del Liverpool), Juan Villar (delantero de U.D Almería), entre otros.

 

¿Crees que la neuroarquitectura tendrá el mismo impacto en Latinoamérica?