Joy

Réquiem por un último abrazo

La niñez suele ir acompañada de una banda sonora particular. Existen algunas…

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Juan Gabriel. Foto: youtube.com
Juan Gabriel. Foto: youtube.com
Juan Gabriel. Foto: crhoy.com

Juan Gabriel. Foto: crhoy.com

La niñez suele ir acompañada de una banda sonora particular. Existen algunas canciones que saben a recuerdo, a nostalgia. Sin importar el tiempo que pase, esos himnos iniciales tienen el poder de traernos de vuelta sobre algo que creíamos perdido. La música es sin duda ese vehículo sonoro que nos da la oportunidad de cerrar los ojos, viajar en la memoria y trasladarnos a un espacio sublime donde somos intocables. En ella todo parece cobrar significado porque, al final del viaje, qué es la música sino la ausencia, la añoranza. Hoy quisiera cantar en vez de escribir, por eso voy a escribir como si estuviera cantando, a todo pulmón y con el pecho abierto. Entonaré el coro de las melodías que escuché de mis abuelas, de mi mamá; las que alegremente tarareaba en mi cabeza una y otra vez; las canciones de Juan Gabriel, que hoy suene más alto que nunca.

“Tú cuando mires para el cielo… por cada estrella que aparezca amor es un… te quiero”[/blockquote]

Alberto Aguilera Valadez bautizado como Alberto en honor al conocido personaje Albertico Limonta de la famosa novela cubana El derecho de nacer; pasaría luego a llamarse Juan Gabriel como resultado de la unión de dos nombres muy valiosos para el artista: su padre Gabriel Aguilera Rodríguez y su mentor de vida Juan Contreras, quien enseñó al cantautor el poder de la observación y la paciencia que deja el trabajo artesanal, además de los primeros conocimientos de música que incluían tocar guitarra y cantar. Conoció a Contreras en duras circunstancias, durante una larga temporada en la escuela de mejoramiento social para menores conocida como “El Tribunal”, donde vivió 8 años, hasta cumplir los 13. A esa edad, decide escapar y comenzar a hacer su suerte.

Juan Gabriel. Foto: youtube.com

Juan Gabriel. Foto: youtube.com

“Abrázame que el tiempo hiere y el cielo es testigo”[/blockquote]

Más que esbozar un detallado recorrido biográfico, este texto se hace en modo de dolorosa celebración, de tributo al más grande cantautor de nuestro continente, el Divo de Juarez, Juanga, con alrededor de 1800 maravillosas y devastadoras canciones, traducidas a idiomas inimaginables, 35 discos victoriosos y 40 años de indiscutible trayectoria artística. Su armoniosa voz quedó grabada en la vida de muchos, brillantes letras para enamorarse y desenamorarse, pero sobre todo una lírica que desvestía una insondable sensibilidad por las figuras femeninas, por las madres, las abuelas, las hijas, las hermanas, las tías. Poco se sabe de la vida personal del artista; cualidad que le corresponde muy bien. Era un caballero y como buen caballero poseía el don de la discreción. Laura Salas -quien fue su mejor amiga, esposa y madre de su único hijo biológico- cuenta que en una oportunidad un periodista quiso indagar en la intimidad de Juan Gabriel, preguntando acerca de sus preferencias sexuales, a lo que el maestro respondió: Lo que se ve no se pregunta.

Juan Gabriel. Foto: youtube.com

Juan Gabriel. Foto: youtube.com

Se dice que, además de su esposa Laura y su madre, a quien el artista consagró su amor y su carrera, existen dos musas a las que él tenía en alta estima; exquisitas damas y cantantes refinadas y talentosas, Isabel Pantoja y Rocío Durcal, quienes colaboraron incontables veces con él y al mismo tiempo cosecharon invaluables años de sincera amistad.

“Como quisiera, ay, que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca, y estar mirándolos”.[/blockquote]

Juan Gabriel cerró sus ojos a las 11: 43 la mañana del domingo 28 de agosto del presente año. Fue un ataque al corazón. Contaba con 66 años de vida y se encontraba en el apogeo de su más reciente gira “MeXXIco es todo” en la ciudad de Los Ángeles, donde dio la que sería su última presentación, el viernes 26 de agosto, tan solo dos días antes.

Juan Gabriel. Foto: youtube.com

Juan Gabriel. Foto: youtube.com

Apenas supe la noticia de la muerte de Juanga no lloré, la verdad es que no pude decir nada al respecto. Escuché a la periodista de CNN como si hablara en otro idioma, veía las imágenes de cientos de personas a las afueras de la casa del ídolo, mujeres y hombres desconocidos que lloraban dejando ver un profundo dolor. Cantaban con la mirada viendo al cielo, dejaban flores, dejaban poemas, dejaban allí una tristeza que es merecidamente universal, y me conmovió mucho, porque desde mi apartada tarde de domingo en Caracas yo también quería llorar. También quería estar ahí llevando un luto que no sé bien cómo explicar, porque es un luto como de memoria familiar, memoria nacional también, porque la música cuando es cantada con ese nivel de entrega y sentimiento cala hondo y sincero; logra a la perfección describir una historia familiar y hasta momentos históricos de una ciudad, de un país.

Juan Gabriel. Edición de lujo Los Duo. Foto: youtube.com

Juan Gabriel. Edición de lujo Los Dúo. Foto: youtube.com

La despedida es un abrazo fuerte y sostenido en llanto, es la voz quebrada que a pesar de todo, no se apaga, sino que busca fuerza en el botón de volumen para entonar más alto, más fuerte. Una ovación de pie, de multitudes, muchas lágrimas, tanto amor, y una y mil veces ‘te quiero’. Vuela alto Palomo, que tu vuelo sea eterno y pose siempre sobre nosotros los mortales.

Juan Gabriel y Rocío Durcal. Foto: youtube.com

Juan Gabriel y Rocío Durcal. Foto: youtube.com