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Fragancia de las bellas artes

Si cada fragancia es una obra de arte, eso hace que cada perfumista sea un artista.

Por: Angela Leon
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Foto: Haute Edition

Diptyque nace como una concept store en 1961 para después convertirse en una prestigiosa firma de la esencia aromática francesa. Foto: Haute Edition

Si cada fragancia es una obra de arte, eso hace que cada perfumista sea un artista. Tres amigos adoptaron esta vocación en el momento que abrieron una pequeña boutique en 34 Boulevard de Saint-Germain en París, allá en 1961. Sin embargo, no comenzaron con la intención de vender experiencias aromáticas sino con piezas de colección en un espacio destinado a ser una especie de bazar o concept-store. Pero todo cambiaría para Christiane Montadre-Gautrot, Yves Coueslant y Desmond Knox-Leet.

Se conocieron a través de amigos mientras Christiane -graduada de la Escuela de Bellas Artes- y Desmond -pintor- creaban papeles y telas para firmas inglesas. Luego, Yves se atravesó en su camino gracias a otros amigos cuando renunció a su vida como banquero para dedicarse al teatro. Así lo tres amigos abrirían las puertas de una ecléctica tienda en forma de díptico, un término que daría a luz a un nombre más chic, Diptyque. Poco tiempo después, una publicación parisina expresó que los tres eran mercaderes de nada y, al mismo tiempo, de todo. Maravillas llenaban cada espacio de la boutique. Pero faltaba un toque más, una esencia particular.

Posee un variado abanico de aceites, jabones de tocador, lociones, bálsamos y más. Foto: PicBon

En 1963 comenzaron con la producción de velas aromáticas como primer paso hacia un destino de deliciosos perfumes. Las esencias elegidas fueron espino, canela y té; algo muy inusual para la época. Poco a poco, el buen gusto y la soltura de sus fundadores para piezas artísticas hicieron que Diptyque se convirtiera en una prestigiosa firma de donde su principal mercancía constituía velas, perfumes, eaux de toilette y eaux de parfume. Sin embargo, no han dejado atrás su pasión por los detalles del hogar. Artículos de papelería -libretas, sobres y más-, textiles, portavelas y scented drawers también forman parte de su especialidad. Eso sin mencionar su variado abanico de aceites, jabones de tocador, lociones, bálsamos y demás productos con la libertad de ser personalizados.

La más famosa de sus colecciones es la 34 Saint-Germain, la cual rinde tributo a todas esos aromas y raros y exóticos que utilizaban cuando comenzaron. Todo reunido en una cápsula de 34 productos para su 50° aniversario. Por otro lado, la más reciente –The Rose Collection– presume el fascinante uso de las rosas centifolia y damasca para aromas tanto dramáticos como poéticos en gran parte de sus presentaciones. Artísticas distinciones que comparte con el resto de su amplio repertorio y también, con su propia historia.

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