1-100, literatura en una pieza
El mundo del lujo y la concepción tradicional que teníamos al respecto…
El mundo del lujo y la concepción tradicional que teníamos al respecto ha evolucionado. Más allá de las extravagancias y lo faraónico, la industria ha puesto la mirada en firmas de carácter artesanal que, bajo un lenguaje propio, han desarrollado una estética pensada en la universalidad de los seres humanos; hombres y mujeres para los que no existen fronteras ni tabúes, y es precisamente allí donde encaja la firma de moda 1-100.
1-100 es una marca americana que sirve de estimulante para los cazadores de marcas de nicho. Sus directores creativos, Miguel Villalobos y Graham Tabor -venezolano y americano respectivamente-, se han dado la tarea de explorar a través de las formas orgánicas diversas historias, que incluso salen desde una biblioteca, lugar al que religiosamente acuden para captar ese trazo natural en el que se traduce cada una de sus piezas.
“Los dos estamos increíblemente fascinados con el mundo natural, en el cual, a nuestro entender, lo orgánico y lo simétrico conviven. Pero la arquitectura siempre ha sido una pasión, creo que la experiencia de haber vivido en Caracas, donde tenemos una arquitectura exuberante, Nueva York y Detroit con su pasado Deco, nos inspira constantemente, así como el constructivismo”, afirma Villalobos.
Metales como el oro y la plata son los grandes protagonistas en la mayoría de las piezas propuestas por los diseñadores, a quienes podemos ubicar dentro de los cánones estéticos del minimalismo, con ciertas pinceladas hacía la joyería escultórica. Uno de los grandes atractivos, y a la vez de los grandes retos que tiene la marca, es diseñar con carácter neutro –sin un género en específico-, pues, como en el arte, cada pieza es de libre interpretación.
Además de sus colecciones anuales, tanto de joyería como de desarrollo textil presentadas en Nueva York, 1-100 ha desarrollado colaboraciones para importantes firmas con destacado acento avant-garde como: Ann Demeulemeester, Alexandre Plokhow y Robert Geller.